13/09/2018
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Mi vida afro: una entrevista con Karla Scott.

La población afrodescendiente en Costa Rica ha contribuido al desarrollo y progreso de su país, sin embargo, desde las primeras diásporas producto de la época de la Colonia y la esclavitud, estos grupos han permanecido invisibilizados. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), para el censo realizado en el año 2011, la población negra representaba un 7,9% del total de habitantes; dicho en otras palabras, unos 334.000 afrocostarricenses se encontraban distribuidos en las siete provincias. Para ese momento, San José era la ciudad que albergaba una mayor cantidad de población negra.

Tal como ocurre en otros países de América Latina y el Caribe en lo que se constituye como un doloroso común denominadoren Costa Rica prevalecen prácticas discriminatorias en contra de las poblaciones afrodescendientes, materializadas en: racismo estructural, escasas políticas públicas, limitado acceso al sistema judicial; al sistema de educación, de salud, etc.

Pese a este panorama, existen movimientos e iniciativas que visibilizan las contribuciones que ha realizado la comunidad afrocostarricense a su país. Muchas personas e instituciones trabajan incansablemente con el objetivo de resignificar el rol de los afrodescendientes, así como también, para denunciar las prácticas de discriminación cotidianas. A propósito de estos proyectos, el equipo de Somos Afro conversó con Karla Scott. Karla es una joven costarricense, periodista, y creadora de “Mi vida afro”, un blog que nació con el interés de compartir la cultura afrocostarricense, y de reflexionar alrededor de la experiencia de ser mujer afro desde gestos tan significativos como el pelo.

S.A: ¿Crees que en Costa Rica se reconocen los aportes de la cultura afro en comparación con otros grupos étnicos?

K.S: Se reconocen en cierto punto, pero no en su totalidad. Para citar un ejemplo, solo hasta este año, se aprobó la Ley 9526 que declara el mes de agosto como el mes histórico de la afrodescendencia en Costa Rica. Para mí, esto debió haberse realizado hace mucho tiempo. El aporte de la cultura afrocostarricense en el país es muchísimo y solo hasta este año se declaró todo un mes de celebración. Y si bien es cierto que el día de la persona negra y la cultura afrocostarricense se conmemora el 31 de agosto desde los años 80’s, su celebración se limita al Grand Parade que se desarrolla en la provincia de Limón. En el resto del país, se conmemora la fecha en algunas escuelas y colegios, pero no se realiza una celebración a nivel nacional.

S.A:  ¿Qué fue lo que te motivó a crear la iniciativa “Mi vida afro”?

K.S: Mi motivación para crear “Mi vida afro” no fue solo promover mi cultura y todo lo que esto conlleva. Como periodista, siempre me indigna muchísimo que, en los medios de comunicación de mi país, solo se hable sobre mi cultura el Día del Negro y la Cultura Afrocostarricense. El resto del año, el tema no se toca. Así que vi la necesidad de contarle a las personas sobre la cultura afrocostarricense. Enseñarles mediante distintos contenidos cuál es su historia, gastronomía, música, cabello y mucho más. Pero más allá de eso, mi principal motivación siempre ha sido que lo que me pasó a mí, no le pase a nadie más. Durante toda mi infancia sufrí muchísimo bullying y comentarios negativos por mi color de piel y mi cabello. Y sé que la mejor forma para erradicar esos comentarios en las futuras generaciones es con educación. Así que por eso abrí este espacio llamado “Mi vida afro”. Un espacio que busca educar sobre la cultura afrocostarricense y afrodescendiente en general. Mi vida afro es una ventana en donde sin importar cuál es tu color de piel, género, orientación sexual o nacionalidad, puedas aprender sobre la cultura afrocostarricense y afrodescendiente.

S.A: Dentro de tu proyecto es muy importante el cabello afro y su reivindicación, ¿cómo fue este proceso de aceptación y transformación y que trajo esto a tu vida?

K.S: Empezar a lucir mi cabello afro no fue fácil. Fue un proceso muy duro en el que tuve que aprender a amarme a mí misma y a aceptarme como soy. Durante 15 años, utilicé aliset y distintas extensiones con tal de ocultar mi cabello afro. Para mí, mi cabello era sinónimo de vergüenza. Me daba muchísima pena andar con mi cabello natural. Sobre todo, porque estuve durante toda mi infancia en una escuela en San José, la capital de Costa Rica, en donde éramos 2 o 3 niñas negras. Todas mis amigas eran lacias y blancas. Mis papás siempre me inculcaron el amor por mi cultura y mis raíces, pero usar mi cabello afro fue muy difícil.

A los 23 años tomé la decisión de llevar mi cabello afro. Un día simplemente me cansé de ser alguien quien no era y quería darle un respiro a mi cabello. Así que me armé de valor, me quité las extensiones que tenía y decidí usar mi cabello al natural. Ahora tengo 24 años y puedo decir con mucho orgullo, que durante el tiempo que he tenido mi cabello natural, mi vida ha cambiado por completo. Me convertí en una mujer que se acepta, se ama tal y como es, y que tiene muchísima seguridad en sí misma.

S.A: ¿Cuáles son los estereotipos que pesan sobre la mujer afrocostarricense cuando lleva su pelo afro?

K.S: Al igual que en distintas partes del mundo, en Costa Rica también existen muchos estereotipos con respecto al cabello afro. En mi país, se ve el cabello afro como sinónimo de informalidad. Muchas personas piensan que es poco “formal” utilizar el afro y que el cabello lacio es el que mejor apariencia da. También lo perciben como un cabello que es muy difícil de manejar, y en otras ocasiones, que es un cabello poco higiénico. Me han preguntado muchísimas veces qué cómo hago para lavarme el cabello. Y también me han preguntado en múltiples ocasiones, si lo pueden tocar, como si fuera algo extraño. En mi país, hay muy poca educación sobre el cabello afro.

S.A: ¿Cuál es mayor reto de las mujeres afrocostarricenses cuando deciden llevar su cabello afro dentro de la sociedad?

K.S: En lo personal, considero que el mayor reto es aprender a lidiar con los comentarios. Habrá comentarios de aceptación y otros de rechazo. Pero el reto está en saber a cuáles darle importancia y a cuáles no. Si llevar tu cabello afro te hace feliz, que no te importe lo que digan o piensen los demás.