¿Qué entendemos por “afrouruguayo”?
Esta categoría se refiere a una persona de nacionalidad uruguaya que se autoidentifica como afrodescendiente, es decir, que reconoce sus orígenes africanos y comparte un pasado común de esclavización de sus ancestros, en el marco del tráfico y trata transatlántica europea durante el período colonial en América. El término “afrodescendiente” surge desde el propio movimiento social con el objetivo de generar una imagen positiva de la identidad negra de matriz africana-americana y revertir la imagen negativa del término «negro», que era el nombre que los traficantes le daban a la mercancía humana.
Perfil demográfico y socioeconómico
Desde el año 2006 las Encuestas Continuas de Hogares de Uruguay han hecho esfuerzos por reconocer la diversidad étnico-racial del país, incorporando dichas variables en sus instrumentos. Pero para analizar el perfil demográfico y socioeconómico de la comunidad afrodescendiente es mejor recurrir a las estadísticas del Censo Nacional de 2011, el primero en incorporar la variable étnico-racial y arrojar información antes inexistente sobre dicha población. En base a los resultados de este censo, la población afrodescendiente en Uruguay equivale al 8,1% del total de la población (283.000 personas aprox).
Los departamentos que cuentan con mayor población afrodescendiente son los departamentos norteños que limitan con Brasil: Rivera (17,3%), Artigas (17,1%) y Cerro Largo (10,9%), y por otro lado, los departamentos de Salto y Tacuarembó (ambos con 9,9%) y Montevideo (9,0%). Esto se explica debido al hecho histórico de que Uruguay extinguió la esclavitud 40 años antes que Brasil, por lo que muchos esclavos brasileños se escaparon para las fronteras uruguayas, dando como resultado su distribución geográfica actual.
A diferencia del resto de la población, los afrodescendientes presentan una alta tasa de fecundidad, un promedio de edad más bajo y las familias son en su mayoría monoparentales femeninas. En términos socioeconómicos son quienes experimentan mayores niveles de pobreza (19,2%). Esta proporción es el doble a la registrada en el resto de la población no afro, que corresponde al 8,3%. Esta condición de desventaja socioeconómica se condice con su falta de oportunidades educativas y profesionales. El 47% de la comunidad no terminó la educación primaria, existen altos niveles de deserción escolar y son muy pocos los que cursan estudios terciarios. Además, los afrouruguayos ocupan puestos de trabajo de baja calificación y productividad.
Es importante destacar la discriminación que padece la comunidad afrodescendiente en Uruguay, lo cual explica tanto la brecha educativa como las barreras para el acceso al mercado laboral que recién mencionamos. Dada esta situación, existen crecientes esfuerzos institucionales del gobierno de Uruguay por implementar políticas sociales que favorezcan su inclusión y desarrollo, destacando el establecimiento en 2013 de políticas de acción afirmativa dirigidas a la población afrodescendiente, a través de la Ley 19.122. Esta ley busca reparar los efectos de la discriminación histórica señalada.
La Ley 19.122 expresa “Reconócese que la población afrodescendiente que habita el territorio nacional ha sido históricamente víctima del racismo, de la discriminación y la estigmatización desde el tiempo de la trata y tráfico esclavista, acciones estas últimas que hoy son señaladas como crímenes contra la humanidad de acuerdo con el Derecho Internacional”.
Los indicadores que surgen de las estadísticas nacionales dan cuenta de estas brechas sociales raciales, aunque hace relativamente poco que los sistemas de estadística nacional captan la ascendencia étnico-racial de las personas. En términos de incidencia de pobreza de ingresos, la información más actualizada da cuenta de que la misma es un 11% superior entre quienes declaran poseer ascendencia afrodescendiente que entre quienes declaran tener ascendencia blanca (INE; 2017).
La dimensión de ingresos no es la única donde se verifican las desigualdades étnico-raciales, también existen numerosas disparidades en otras, como, por ejemplo, la educativa. De los datos del Censo 2011 se desprende que la población afrodescendiente presenta porcentajes mayores de analfabetismo (2,8% a nivel nacional) que la población no afrodescendiente (1,4%).
Asimismo, en cuanto a la asistencia a establecimientos educativos, uno de cada dos jóvenes abandonó el sistema educativo a los 18 años, mientras que para los jóvenes de ascendencia afro esto aumenta a dos de cada tres (Cabella et al; 2013).
Las desigualdades observadas tienen su correlato en la posterior inserción en el mercado laboral, determinando que las desigualdades por motivo étnico-racial se agudicen. La tasa de actividad de la población afro es mayor que la del resto de la población, lo cual se explica por su mayor permanencia en el mercado de trabajo. De todas formas, la tasa de desempleo es mayor para la población afrodescendiente en comparación con los no afrodescendientes, empeorando para el caso de las mujeres afro.
http://www.ine.gub.uy/censos-2011
http://www.mides.gub.uy/102453/pobreza-y-discriminacion
http://www.inefop.org.uy/SIN-CATEGORIZAR/Afrodescendencia-uc1731